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Rufino Contreras pidió “una parte más justa” de lo que produjo; Hace 45 años, y la empresa le respondió con balas!

Poco antes del medio día, un sábado, 10 de Febrero de 1979, al fin de la tercer semana de la brutalmente reprimida huelga en la lechuga, Rufino Contreras, huelguista de 28 anos de edad, entro junto con 6 compañeros a un Fil. de Mario Saikhon, para hablar y pedirle a 75 esquiroles importados de fuera del Valle Imperial, que se unieran a la huelga.

Cuando los huelguistas todavía estaban más de 80 pies de retirados de los esquiroles, tres mayordomos armados, quienes se había estratégicamente colocado, atraparon a los huelguistas en un terrible crucero de balazos.

Una bala de calibre. 38 le pego a Rufino bajo el ojo derecho, se le fragmento dentro del cráneo, despedazándole el cerebro, y salio atrás de su cabeza.

José Luís Contreras, hermanó de Rufino y también uno de los huelguistas que entro al Fil. de Saikhon, nos dijo que, en el momento que empezaron los balazos, inmediatamente se regresaron corriendo para el camino público. Cuando José Luís voltio para ver si Rufino había salido intacto, se alarmo al notar que Rufino estaba postrado en el Fil. con la cara en el lodo.

Don Lorenzo Contreras, Padre de Rufino y también trabajador de Saikhon, José Luís, y otros huelguistas, repetidamente trataron de entrar a darle socorro a su hijo, a su hermano, a su compañero. Los mayordomos fríamente previnieron tal auxilio continuando con el balaceo cada vez que trataban de entrar al fil. Uno de los huelguistas contó más de 80 balazos.

El balaceo continuo por mas de una hora antes de que se arrimara el Sherife y llamara a una ambulancia, a pesar de que su oficina estaba únicamente diez minutos de retirado de aquel Fil. de lechuga.

Enviamos al compañero Oscar Mondragón al hospital en El Centro para acompañar a la Familia de Rufino. Rufino falleció poco después de las 2 de la tarde.

A mi se me mando al sitio del balaceo, con ordenes de Cesar de quitar a toda la gente del área del asesinato, y convencerlos de que regresaran al Hoyo, 14 millas de retirado en Calexico, donde se esperaba el regreso de cesar de las negociaciones en Los Ángeles. Reconocimos que los trabajadores andarían enfurecidos en vista de la muerte, a sangre fría, de Rufino y queríamos evitar un baño de sangre.

Aunque los huelguistas reventaban de coraje por el asesinato insensato de Rufino, agradecidamente el gran respeto y cariño para Cesar nos ayudo a convencerles que pararan la línea de guardia y regresaran al hoyo en Calexico.

Luego empezó lo más difícil de todo. Teníamos que avisarle a la esposa de Rufino, Rosa, que su compañero querido estaba muerto y sabíamos que estaba en pésimas condiciones para recibir tales noticias trágicas.

Rufino tenía varios días sin reportarse al picket line porque estaba, día y noche, al lado de su esposa, en el hospital. Rosa se había quemado gravemente con una lámpara de kerosina en su hogar en Mexicali.

Rufino era muy fiel a su familia, pero también se sentía obligado a poner su parte en la unión. José Luís nos contó que el Viernes, día 9 de febrero, Rufino acababa de recibir una carta avisándole que la hospitalización de su señora iba ser cubierta por el plan medico de la unión y le andaba enseñando la carta a sus compañeros de trabajo.

Como muchos, fue un fiel miembro de la unión. Sentía orgullo de ser parte de su sindicato y, ese día, andaba muy contento. Por lo tanto, el siguiente día, el día 10 de febrero, un día terrible e inolvidable, se regreso al ticket line.

El domingo, 11 de febrero, la familia decidió decirle a Rosa porque su querido esposo no había estado a su lado el previo sábado en la noche. Elena Chávez y otros dirigentes de la unión acompañaron a la familia para darle las noticias trágicas a Rosa.

Fue muy duro para ella, y entre su llanto y sus lágrimas, nos dijo que su corazón ya le avisaba, que algo muy malo había sucedido, porque para su esposo, sus hijos y ella, siempre eran primero.
Nos dijo que Rufino era muy noble y bondadoso esposo y padre, nunca abandonaba a su familia por andar tomando en las cantinas, nunca abusaba de ella y sus niños, siempre estuvo con ellos en loa momentos mas serios. Ella ya sentía que algo terrible había pasado y luego nos insistió en que la llevaran a ver a Rufino el día siguiente, lunes 12 de febrero. Aunque temíamos por ella, por su pésima condición, varios de nosotros acompañamos a Rosa y la familia Contreras a la funeraria.
Rosa estaba tan gravemente herida de las quemaduras, que tuvimos que llevarla en silla de ruedas, envuelta en vendas y cobijas de hospital. Cuando la arrimamos al cuerpo de Rufino, la viuda joven nos quebró el corazón, pero no simplemente con su pesar, sino que especialmente con su valiente resignación al sacrificio de su buen esposo.

La oímos que le decía a Rufino “Mi amor, mi esposo, mi amigo, porque me dejaste? Mira la condición en que estoy, Que le diré a tus hijos cuando pregunten por sus padre?”

Después de tiempo, mirábamos que empeoraba, y temíamos por ella. Entonces Elena se le arrimo, y le dijo que teníamos que retirarnos, que tenia que hacerse fuerte por el bien de sus hijos. Rosa comprendió, calmo su llanto, y pidió unos pocos minutos más.

Cuando se despidió de Rufino ese día, Rosa lo hizo con las palabras más valientes que jamás, hemos escuchado. A pesar de su sufrimiento, de su invalidez, de su dolor, le dijo a su esposo, “vete tranquilo, mi amor. Yo cuidare a tus hijos.”

El Martes, 13 de Febrero, Don Lorenzo Contreras me dijo que Rufino era un buen trabajador, que durante 7 anos de empleo, siempre le cumplió, hasta lo máximo, al Saikhon. Nos dijo que en los últimos dos anos, Rufino no había falta ningún día como cortador de lechuga, aun cuando se enfermo de influenza en la corrida del ano anterior.

Cesar recordaba que cuando llegaba al Valle Imperial, Rufino era uno de los fieles que ayudaba a velar toda la noche por su seguridad, pero llegando al amanecer, sin haber dormido o descansado, se reportaba temprano a su trabajo arduo en el corte de lechuga.

Fortunato Contreras, hermano de Rufino, nos contó que aparte de ser buen trabajador, Rufino era un buen compañero, un buen amigo para con los que lo conocían. “En un modo de decir,” declaro Fortunato, Rufino era mas bueno que nosotros’.

Don Lorenzo Contreras, quien como bracero había sufrido, en este país, las indignidades, las injusticias, y la discriminación de ese sistema odiado, nos dijo que el no buscaba venganza por la vida de su hijo. El simplemente deseaba que los tres mayordomos y los rancheros responsables por su muerte se les enjuiciaran justamente.

Dentro de pocos días los tres pistoleros fueron soltados, libres con únicamente $5000 de fianza.
Poco después el juez Lenhardt, cuya esposa formo parte de un grupo de 300 americanos para supuestamente salvar la cosecha de lechuga misma enhuelgada por 5,000 campesinos profesionales, este mero juez, reclamando no seré partidario de los rancheros, se rehusó a enjuiciar a los tres asesinos, alegando perversamente que no se podía comprobar quien de los tres había disparado la bala fatal.

Antes del sepulto, celebramos la Santa Misa de cuerpo presente, al aire libre, en el Hoyo. A través del servicio, Rosa, en su silla de ruedas, abrazo a Julio Cesar, su hijo de 5 anos de edad, llorando sobre su pecho como si fuera un hombre. El niño simplemente permaneció quieto, abrazando a su mama. Nancy Berenice, su hija de 4 anos de edad, se mantenía cerca de ellos, con el papa, la mama y los otros familiares de Rufino.

Al terminarse la misa, la abuela del niño Julio Cesar, lo agarro de la mano y lo acompaño al frente, donde estaba la caja con la bandera de la unión tendida sobre Rufino, para que el hijo se despidiera de su padre. En ese momento, el niño que hasta entonces había logrado mantenerse firme, empezó a llorar inconsolablemente pidiendo a “…..mi papa, mi papa, mi papa…. Le toco el corazón a los miles reunidos para rendirle homenaje a Rufino. No hubo quien no derramo lagrimas al escuchar el lamento del niño, ni siquiera los periodistas mismos.

El miércoles, 14 de febrero, “el día de los enamorados”, Rosa, sus niños, Don Lorenzo, y la Familia Contreras fueron acompañados por 9,000 campesinos y apoyadores, incluyendo el Gobernador Jerry Brown, para sepultar a Rufino en el cementerio norte de Calexico.

Una tormenta de polvo salio del norte cuando la comunión, dirigida por 12 sacerdotes Católicos, se termino. La brisa continuo por toda la procesión lenta al cementerio y el entierro después.
Apoyadores de la unión, amigos y miembros de la Familia tomaron turnos en cargar el ataúd, que fue construida por el hermano de Cesar, Ricardo Chávez.

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DECLARACION DE CESAR CHAVEZ:

El 10 de febrero de 1979 fue un día de infamia para los campesinos. Fue un día sin esperanza. Fue un día sin felicidad. El sol no brillo. Los pajaritos no cantaron. La lluvia no rodio del cielo.
Porque fue un día de tanta maldad? Porque en ese día la avaricia y la injusticia nos arrebataron a nuestro compañero Rufino Contreras.

Que es el valor de un ser humano? Cuanto vale un campesino? Rufino y su padre y su hermano juntos le entregaron 20 anos de su trabajo a la empresa. Fueron fieles trabajadores que ayudaron a enriquecer a su patrón, a enriquecer su rancho.

Cual fue la recompensa por su servicio y su sacrificio? Cuando ellos pidieron una parte mas justa de lo que ellos mismos producían, cuando reclamaron contra las injusticias que sufrían, la compañía les contesto con balas. La compañía mando mercenarios a silenciar a Rufino Contreras.
El capital y el obrero juntos producen la fruta de la tierra. Pero lo que deberás cuenta es el obrero. Los seres humanos que torturan sus cuerpos, sacrifican su juventud, y embrutecen su espíritu para producir esta grande riqueza agrícola. Una riqueza tan amplia que le da alimento al país entero y mucho de este mundo. Y, a pesar de esto, los hombres, mujeres, y niños que son la sangre y hueso de esta producción, muchas veces no tienen lo suficiente para comer.

Pero estamos aquí hoy para decir que la riqueza verdadera no se mide con dinero ni prestigio ni poder. Se mide con la herencia que le dejamos aquellos que amamos e inspiramos.

En ese sentido, Rufino no ha muerto. Donde quiera que los campesinos se organicen, defiendan sus derechos, y luchen por la justicia, Rufino Contreras esta con ellos.

Rufino vive entre nosotros. Son aquellos los que lo mataron, y los que conspiraron para matarlo, quienes han muerto. Porque el amor, la compasión, la luz en su corazón se ha extinguido.

Porque decimos que Rufino todavía vive? Porque aquellos quienes lo lamentamos este día, y lo llevamos a descanso final, nos rededicamos a los ideales por cuales el dio su vida. Rufino vive en cuanto nosotros continuemos construyendo la unión que algún día les traiga justicia a todos los campesinos.

Si Rufino viviera hoy, que nos diría? El nos diría, “No tengan miedo. No se desanimen.” El nos diría, “No lloren por me. Organicen”.

Hoy es un día triste, pero también es un día de esperanza. Es un día de tristeza porque nuestro hermano amigo y compañero ha muerto. Es un día de esperanza porque estamos seguros que Rufino hoy goza de la justicia en el cielo que se le negó en la tierra.

“AMOR MAS GRANDE NO EXISTE ENTRE EL SER HUMANO, QUE ENTREGO SU VIDA POR SUS COMPANEROS.