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La Opinion: Importante acuerdo para trabajadores de la fresa El UFW y la empresa Coastal Berry Farms cantan victoria

La Opinion

Importante acuerdo para trabajadores de la fresa

El UFW y la empresa Coastal Berry Farms cantan victoria

Armando E. Botello,
Corresponsal de La Opinión

Jueves, 08 de marzo de 2001

SACRAMENTO, California.– Cuando Arturo Rodríguez sucedió en la presidencia del Sindicato de Trabajadores Agrícolas (UFW) tras la muerte de su suegro César E. Chávez en 1993, David Gladstone no tenía absolutamente nada que ver con la industria agrícola.

Su profesión consistía en invertir dinero en compañías que se encontraban al borde de la bancarrota para tratar de revivirlas y luego venderlas con ganancias.

Poco después, Rodríguez inició su lucha por sindicalizar a los 20 mil empleados de la industria fresera de California, lucha que se ha visto colmada de contrariedades, disputas, demandas y una que otra pequeña victoria.

"En aquel entonces los campos de fresa carecían de baños para los trabajadores, no les pagaban salarios mínimos, el acoso sexual y la explotación laboral eran comunes", declaró Rodríguez a La Opinión.

Todo empezó a cambiar para Rodríguez y el sindicato en diciembre de 1997, cuando Gladstone decidió invertir su dinero y hacerse propietario de Coastal Berry Farms, que es ahora la mayor productora de fresas frescas de California, al cosechar anualmente 11 millones de cajas en sus 2,300 acres de terreno.

La compañía tenía entonces problemas económicos.

Un par de años más tarde, la empresa se transformó en un negocio rentable y Gladstone tomó la decisión sin precedentes en la historia de las relaciones entre compañías freseras y el UFW.

Posición neutral

"Decidimos mantenernos neutrales para dar a los trabajadores la oportunidad de seleccionar", dijo orgullosamente Gladstone a este medio.

Esa oportunidad produjo unas controvertidas elecciones laborales entre los empleados de Coastal Berry en los condados de Monterey, Santa Cruz y Ventura, en las que el UFW resultó derrotado al tomarse en consideración a todos los trabajadores en un solo grupo.

Sin embargo, el UFW solicitó a un tribunal que se dividiera campesinos en dos grupos: uno reúne a los trabajadores en el condado de Ventura, y el otro a los empleados de los condados Monterey y Salinas. El tribunal se puso de lado del sindicato.

Tras la división, el UFW obtuvo la mayoría dentro del primer grupo, ganándose el derecho de negociar un contrato, aunque fue derrotado en el segundo, el cual ahora es representado por un sindicato llamado Comité de Campesinos de Coastal Berry.

Tras casi un año de negociaciones, el contrato producto de esa victoria será firmado hoy en una ceremonia especial en Los Angeles.

"Finalmente, hemos roto la barrera de la industria fresera, al tener un contrato tan significativo", declaró Rodríguez, mientras que Gladstone indicó que éste era un importante paso "no sólo para nuestra compañía y para el sindicato, sino para toda la industria fresera".

El contrato incluye no sólo un aumento salarial del 7% durante los próximos tres años, sino también un plan ambicioso e innovador para repartir entre los trabajadores los ahorros en costos laborales, costos que, de acuerdo a Gladstone, representan el 53% de los gastos de la compañía.

"Nuestra ganancia es de sólo el 3% por cada caja de fresa que vendemos, por lo que no nos resulta fácil aumentar los salarios, pues tendríamos que aumentar el precio del producto y eso nos pondría en una situación difícil ante nuestra competencia", dijo Gladstone, cuya compañía tiene una nómina anual de 50 millones de dólares en salarios.

Incentivos

Bajo el plan de incentivos, se utilizará un programa de pagos que aumentará paulatinamente por cada caja de fresa que es pizcada por hora durante la temporada principal, que normalmente transcurre entre principios de marzo y finales de mayo. El método permitirá que algunos trabajadores obtengan hasta 10 dólares por hora esta temporada.

Según Rodríguez, el plan obedece a sus intentos por trabajar de cerca con las compañías en la manera de reducir sus costos de operación y de encauzar esos ahorros hacia los trabajadores.

Mientras que recientes estudios han indicado que sólo el 40% de los trabajadores del campo cuentan con seguro médico, el contrato también incluye un beneficioso plan de salud (disponible tanto aquí como en México), mediante el cual sólo se necesita haber trabajado 60 horas para la compañía, mientras que otras compañías exigen hasta 500 horas para ser considerado, cifra absurda a todas luces, pues la temporada de cosecha dura unos tres meses.

También se incluyen varios días de ausencia con salario por diferentes motivos, seis días de fiesta pagados, derechos de antigüedad y de arbitraje y otros beneficios.

Aunque el contrato sólo cubre a menos de la vigésima parte de los trabajadores de la fresa, Rodríguez cree que es un paso muy importante, pues los esfuerzos del sindicato han hecho que otros productores no sindicalizados hayan mejorado los salarios y condiciones de vida de sus trabajadores.

Rodríguez admitió que los logros no han sido fáciles de obtener, especialmente después de que en 1995 una compañía cesó sus operaciones, provocando el desempleo de 350 trabajadores que habían votado a favor del UFW.

Esa clausura ha sido utilizada por agricultores antisindicalistas para provocar temor entre los trabajadores, aunque ahora el presente contrato hará mucho por disipar ese temor, de acuerdo a Rodríguez y Gladstone.

Pero no todo lo relacionado con el contrato ha sido positivo, pues Gladstone dijo que su compañía había sido discriminada por bancos al negársele préstamos, por propietarios de terrenos que se niegan a rentárselos, y hasta fueron demandados por la misma Asociación de Productores de Fresa a causa de su negociación con el UFW.

La industria fresera ocupa el séptimo lugar entre los diferentes productos agrícolas de California, habiendo logrado ventas de casi 900 millones de dólares en 1999, el último año para el cual se cuenta con estadísticas.