La presidenta de United Farm Workers, Teresa Romero, y la directora ejecutiva de la Fundación UFW, Diana Tellefson Torres, emitieron la siguiente declaración después de que la Corte Suprema del Estado de Washington dictaminó el miércoles que los trabajadores agrícolas deben recibir pago por horas extras después de ocho horas diarias de trabajo.
El significado de la decisión de la Corte Suprema del estado para los campesinos va mucho más allá de ganar más dinero al ganar tiempo y medio pago de horas extra después de ocho horas de trabajo al día. Se trata de corregir un error histórico racista cuando los campesinos fueron excluidos de las horas extras y otras protecciones de la Ley federal de estándares laborales justos de 1938 únicamente porque eran personas de color.
Los campesinos del estado de Washington buscaron el pago de horas extra porque quieren ser tratados como trabajadores de primera clase y seres humanos iguales, al igual que casi todos los demás trabajadores que han disfrutado del pago de horas extra durante generaciones. La Corte Suprema de Washington dictaminó que las vidas de los campesinos son tan dignas de protección como las vidas de cualquier otra clase de trabajadores en el estado.
Este error histórico racista fue remediado porque campesinos valientes y decididos como el demandante José Martínez-Cuevas, un activista de trabajadores lácteos de Trabajadores Agrícolas Unidos, se levantaron, contraatacaron, llevaron su caso hasta la Corte Suprema del estado y ganaron. Siguió a cientos de campesinos de California que actuaron de manera similar al presionar a los legisladores y al gobernador de ese estado para que promulgaran el pago de horas extras en 2016.
Ahora, en Washington, como en California, los campesinos se han organizado con la UFW, la Fundación UFW y sus aliados para remediar 82 años de exclusión racista y ganar tiempo extra para todos los campesinos de sus respectivos estados. Ahora es el momento de que los campesinos llevan esta lucha al resto de los Estados Unidos.