Supermercados Ralphs apoyan a los pizcadores de fresa
Firmará un documento con las reivindicaciones de los campesinos
La cadena de supermercados Ralphs anunciará hoy públicamente su apoyo a la campaña del Sindicato de Trabajadores Agrícolas (UFW) dirigida a mejorar las condiciones laborales de los pizcadores de la fresa.
El anuncio de Ralphs, propietaria también de la cadena Food for Less, el sexto supermercado más grande de la nación con 408 tiendas en el sur de California, ha sido considerado como una gran victoria por el sindicato campesino, que hace un mes anunció una extensa campaña para sindicalizar a los 20 mil trabajadores del sector de la fresa.
Fuentes de la Comisión de la Fresa, que regula la industria, así como de otras organizaciones de agricultores, coincidieron en que Ralphs no se ha preocupado de averiguar las condiciones reales en los campos, ni de hablar con trabajadores que no apoyan al sindicato.
Dave Riggs, presidente de la Comisión de la Fresa, indicó que en su campaña de presión pública y búsqueda de apoyo, el UFW no está enfrentando la verdadera cuestión. Según él, por ley, son los trabajadores quienes tienen que votar a sus representantes, y el sindicato no ha convocado a elecciones sindicales.
Por su parte, reconociendo implícitamente las malas condiciones en los campos de fresa denunciadas por el sindicato, Ralphs apoya los cinco objetivos establecidos en la campaña: "Un salario digno, agua potable y baños en los campos, seguridad de trabajo, seguro médico y el fin de acoso sexual y otros abusos".
Darius Anderson, vicepresidente de asuntos externos de Ralphs la cadena que en el pasado apoyó el boicot a la uva de UFW, firmará hoy en un acto simbólico un documento de apoyo, como también lo han firmado dos supermercados de la costa este, Gristedes y Sloans Supermarkets, con 62 tiendas en Manhattan, y Key Food, con 130 en New York City.
"Esperamos que con nuestro liderazgo otras cadenas se unan a este esfuerzo", indicó Anderson, quien, sin embargo, indicó que Ralphs se va a limitar a firmar los puntos de apoyo y no exigirá a sus proveedores que los cumplan.
Para Gary Caloroso, portavoz de la Alianza de Trabajadores y Agricultores de la Fresa, que representa a la industria, el respaldo de Ralphs no tiene impacto alguno si este supermercado no cambia su publicidad o la manera en que compra las fresas.
"Hemos tratado de ponernos en contacto con ellos, pero no parecen estar interesados en oír toda la historia. Es irresponsable de parte del sindicato criticar a toda una industria por incidentes aislados", indicó.
Para Arturo Rodríguez, presidente de UFW, la firma tiene un gran significado en su batalla sindical.
"Cuatro meses antes de que comience la cosecha del próximo año, los rancheros saben que un supermercado nos está apoyando. Es bastante importante, nunca ha pasado. Para nosotros es algo bien significativo. Los rancheros estarán pensando que, si nos están apoyando ahora, ¿qué ocurrirá cuando la compañía sea más fuerte en unos meses?
Rodríguez agregó que el sindicato está hablando con otros supermercados del país con la intención de recabar su apoyo a los pizcadores de la fresa.
En la campaña de la fresa, explicó Rodríguez, UFW ha optado por ejercer presión pública sobre los agricultores antes de negociar, ya que en los tres campos donde han ganado elecciones, las compañías han destruido sus propias cosechas y cerrado sus operaciones, prefiriendo perder el negocio a reconocer al sindicato.
Para el presidente de la Comisión de la Fresa, esta estrategia se contradice con el Acta de Agricultura en California "escrita por César Chávez y Jerry Brown", según la cual la industria no puede reconocer al sindicato sin el voto de los trabajadores.
Riggs agregó que tantos los salarios por debajo del salario mínimo y la ausencia de baños y agua potable en los campos son ilegales y deplora estas condiciones tanto como la unión.
Bajo el eslogan de "5 centavos para obtener justicia", el UFW propone el aumento de cinco centavos por cada pinta de fresas para elevar casi en un 50% el pago por pieza de un trabajador.
Una medida simplista, según Riggs, pues el precio al consumidor no tiene tanto que ver con el agricultor sino con las fuerzas de demanda del mercado. Explicó que existe una fuerte competencia, impuesta por los mismos supermercados, con frutas procedentes de países como México o Guatemala, donde las leyes laborales son deplorables.
Victor Collazo, trabajador de la fresa desde hace nueve años, describió ayer por vía telefónica desde Watsonville las condiciones de trabajo en las que subsiste su familia.
"Llevo seis años en la compañía Gargiulo y no tengo antigüedad. Los baños en el campo están cochinos, el agua sabe muy fea, nos dan mucha carrilla, nos traen lloviendo a trabajar. La temporada del año pasado gané nueve mil dólares, nos engañaron bajando el salario a 4.65 dólares por hora y subiendo el bono por caja recogida a 60 centavos, pero hubo mala cosecha y no pudimos trabajar ni 40 horas algunas semanas", y añadió que siempre que les han ofrecido cobertura médica los deducibles han sido imposibles de pagar.