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La Opinion: El legado de César Chávez Una exposición fotográfica en Anaheim invita a dar una mirada retrospectiva a la vida y lucha del líder de los campesinosa

La Opinion

El legado de César Chávez

Una exposición fotográfica en Anaheim invita a dar una mirada retrospectiva a la vida y lucha del líder de los campesinos

María Luisa Arredondo
Redactora de La Opinión

A principios de los 60, la lucha de los campesinos de California para mejorar sus condiciones laborales parecía una causa perdida.

Nadie creía que algún día podrían enfrentarse a la poderosa industria agrícola del estado, hasta que un modesto campesino de origen mexicano logró demostrar lo contrario.

César Chávez consiguió formar el sindicato agrícola de California y esto fue el primer paso para defender el derecho de los trabajadores del campo a una vida digna, algo que les había sido negado por más de cien años.

La historia de César Chávez, el legendario fundador del Sindicato de Trabajadores Agrícolas (UFW) empieza cerca de Yuma, Arizona, donde nació el 31 de marzo de 1927 en el seno de una humilde familia campesina.

Desde muy pequeño, César conoció la injusticia y la explotación a que eran sometidos los trabajadores del campo, por parte de los grandes agricultores, que ni siquiera les pagaban el sueldo mínimo. En 1939 sus padres se asentaron en California, en un barrio llamado Sal Si Puedes, en la ciudad de San José. Fue aquí donde empezó a pensar que la única forma de romper el ciclo de la pobreza era a través del estudio.

Resulta paradójico que de niño, a César no le gustara ir a la escuela. Gran parte de su disgusto se debía a que no hablaba bien el inglés y ello lo hacía blanco de las burlas de sus compañeros, la mayoría anglosajones.

EN EL CAMPO

En 1942, cuando termina el octavo grado, se ve obligado a dejar los estudios para ayudar a su padre, quien a causa de un accidente había quedado imposibilitado para trabajar. A partir de entonces, César se convierte en campesino. En 1944 se inscribe en la Marina, donde permanece dos años. Después de esta experiencia, vuelve al campo y en 1948 se casa con Helen Fabela.

Ya como jefe de familia, César Chávez se establece primero en Delano y luego en San José. Aquí empieza a interesarse en los derechos de los trabajadores, influenciado por el padre Donald McDonnell, quien lo insta a leer a Gandhi y acerca de la estrategia de resistencia pacífica.

En 1962, César funda la Asociación Nacional de Trabajadores del Campo que más tarde se convertiría en la UFW, con la ayuda de una mujer igualmente combativa: Dolores Huerta. Durante más de ocho años, el número de miembros de la organización fue muy bajo.

Pero a principios de los 70, gracias a su liderazgo y a sus tácticas no violentas que incluían ayunos, boicots, marchas y huelgas para mejorar las condiciones laborales del campo, los miembros de su sindicato aumentan a 50 mil.

Las demandas de Chávez y sus seguidores incluían el cese del uso de pesticidas, el derecho de los campesinos a sindicalizarse y el pago de un salario digno. Estas demandas pronto encontraron eco entre las asociaciones laborales, los grupos religiosos, los estudiantes y las minorías. Todos ellos se integraron en un poderoso movimiento pacifista conocido como La Causa.

Chávez no dudo en sacrificar su propia vida para evitar el uso de la violencia y ayuno en muchas ocasiones. En 1968 consumió sólo agua durante 25 días. En 1972 lo hizo por 24 días y, de nuevo, en 1988 por 36 días. En esa ultima ocasión, el reverendo Jesse Jackson tomó su lugar por tres días y después lo relevaron el actor Emilio Estévez; Kerry Kennedy, hija de Robert Kennedy, la cantante Carly Simon y la actriz Whoopi Goldberg, entre otras celebridades.

Para César, el ayuno era, ante todo, una experiencia muy personal que llevaba a la purificación del cuerpo, la mente y el alma.

"El ayuno", decía, "es también una oración para purificar y fortalecer a todos los que trabajan junto a mí en el movimiento campesino. Es también un acto de penitencia para aquellos que están en posiciones de autoridad moral y para todos los hombres y mujeres activistas que saben lo que es justo y correcto y saben que podrían y deberían hacer más. El ayuno es finalmente una declaración de no cooperación con los supermercados que promueven, venden y lucran con las uvas de California".

Chávez murió mientras dormía, a los 66 años, cerca de Yuma, Arizona, el mismo lugar que lo vio nacer. A su funeral asistieron más de 40 mil personas.

EXPOSICION

A los siete años de su muerte, la figura de César Chávez ha cobrado su exacta dimensión: la de uno de los grandes héroes contemporáneos de este país por su valerosa lucha en favor de los campesinos.

Una exposición retrospectiva en el Museo de Anaheim, integrada por 96 fotografías en blanco y negro, evocan momentos culminantes en la vida de este hombre, ejemplo de solidaridad, fuerza interior y valentía.

La muestra documenta tres décadas de lucha. Abarca desde el nacimiento del UFW y el celebre boicot encabezado por Chávez contra las uvas a mediados de los años 60, hasta su papel en el movimiento de los derechos civiles. Todo ello visto a través de la lente de seis destacados fotógrafos: John Kouns, Emmon Clarke, George Rodríguez, Oscar Castillo, Víctor Alemán y Jocelyn Sherman.

Las imágenes hablan por sí mismas: Chávez en plena juventud, con el cabello negro, la piel tersa y la sonrisa solidaria junto a una vibrante e igualmente jovial Dolores Huerta; Chávez en actitud humilde aceptando un pedazo de pan del senador Bob Kennedy después de ayunar 25 días en Delano; Chávez en reuniones del UFW; al frente de incontables marchas, con celebridades como el actor Martin Sheen y la cantante Joan Báez.

Una foto en particular domina la exhibición. Al centro de la sala, el rostro del líder saluda a los visitantes en la última etapa de su vida. Su mirada es serena, pero agobiada por el paso del tiempo, las batallas y las penurias sufridas.

Hay además fotografías de policías dispuestos a reprimir los mitines; de las barracas donde vivían los campesinos, de funerales, bautizos, misas… La exhibición presenta también la réplica de una de las chozas que habitaban los trabajadores del campo en los 60, con muebles y objetos de la época.

Joyce Franklin, directora ejecutiva del Museo de Anaheim, donde se presenta la exposición, asegura que con ella se busca acrecentar el interés hacia la figura de Chávez y atraer a la creciente comunidad latina del condado de Orange, que constituye ya el 29% de la población total.

Algunos activistas latinos del condado ven la muestra fotográfica una oportunidad para dar a conocer el legado de Chávez a las nuevas generaciones de latinos, especialmente a aquellos que están en pandillas y drogas.

Uno de ellos es Seferino Gracia, quien por años ha tratado de convencer a las autoridades de Anaheim de que nombren una escuela, una calle y un parque en honor del líder campesino. Su idea es que los latinos se sientan orgullosos de tener a uno de los suyos dentro de los héroes de este país. En la actualidad, en la ciudad de Santa Ana, existe ya una escuela con el nombre de Chávez, así como un edificio en el Colegio de la misma ciudad.

Para muchos admiradores de Chávez, uno de sus mayores logros fue el de no haber recurrido nunca a la violencia.

"Es increíble como un hombre tan modesto enfrentó con astucia e inteligencia intereses tan poderosos como los de la agroindustria", dijo Ricardo Hernández, un estudiante universitario a la salida del museo donde se presenta la muestra fotográfica.

Quienes lo conocieron de cerca aseguran que siempre se consideró a sí mismo como un humilde campesino y vivió como tal.

"Aunque estuvo en medio de presidentes y papas, siempre fue modesto y sencillo… A pesar de que leía mucho, sólo llegó hasta el octavo grado. Nunca fue propietario de una casa. Nunca ganó más de seis mil dólares al año…", recuerda Paul, uno de sus ocho hijos, quien es en la actualidad presidente del Centro Nacional de Servicios para el Campesino, una organización no lucrativa que construye viviendas de bajo costo para los trabajadores del campo.

Paul asegura que a pesar de que su padre se opuso por muchos años a que lo identificaran como un líder nacional para los latinos, Chávez sabía que su trabajo tenía un impacto de mucho alcance.

"Le gustaba decir que el trabajo del organizador era ayudar a gente ordinaria a lograr cosas extraordinarias, con un compromiso hacia una causa justa y disposición al sacrificio", manifiesta su hijo.

LA LUCHA DE HOY

Hoy la batalla entre la UFW y la agroindustria de California no tiene los visos de controversia y notoriedad de hace 30 ó 40 años. Las condiciones de los trabajadores del campo organizados, según los dirigentes actuales del sindicato, han mejorado. Ya no se utilizan los azadones de mango corto que obligaban a los campesinos a doblar su espalda durante jornadas enteras, hay un uso mucho más regulado de los pesticidas y en la mayoría de los campos hay baños portátiles y agua potable.

Arturo Rodríguez, líder actual de la UFW, anunció la víspera del Día de Acción de Gracias que el sindicato daba por terminado su tercer boicot contra la uva, iniciado hace 16 años.

Como motivo primordial de esta decisión argumentó las recientes victorias obtenidas por ese sindicato, entre ellas la eliminación de muchos pesticidas.

"Algunas de las metas de ese boicot ya se han alcanzado. La cruzada de César Chávez de eliminar el uso de cinco de los elementos químicos más tóxicos que afectaban a los campesinos y a sus familias ha sido largamente exitosa. No es justo pedir a nuestros seguidores continuar con este boicot cuando el sindicato debe dedicar sus recursos actuales a organizar y negociar contratos", dijo Rodríguez en una carta dirigida a un grupo de apoyo.

Los representantes de la agroindustria recibieron con frialdad el anuncio. "La verdad es que ese boicot nunca funcionó. No fue efectivo", manifestó Bob Krauter, portavoz de la Federación de Agricultores de California.

Y como prueba de ello, Krauter aseguro que la cosecha de uva en el estado aumento 40% en los últimos 16 años, con una producción total de 660 mil toneladas y ventas superiores a los 382 millones de dólares.

Pese al fin oficial del boicot contra la uva, muchos sindicalistas aseguran que continuarán con él. Marc Grossman, portavoz del UFW, dice que la presión debe seguir hasta que los "trabajadores de los viñedos disfruten de todos los beneficios el movimiento laboral organizado".

El fin de este boicot deja sólo uno en vigencia, el de los champiñones de la empresa Pictsweet Mushroom Farm en Ventura. El UFW ha llamado a los consumidores a no comprar estos hongos como parte de su esfuerzo para sindicalizar a los 300 trabajadores de esa compañía.

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